Desde el 31 de enero, la Escuela Francesa de Cuenca adoptó para sus niveles de CP, CE1 y CE2 el modelo de clases flexibles. Posterior a sesiones de capacitación con asesores educativos de la AEFE (Agencia para la Enseñanza Francesa en el Extranjero); la importante implicación de las y los docentes en la reflexión y reorganización de las clases y la participación de las y los estudiantes para definir sus anhelos en el aula, este regreso a clases, con el retorno a las actividades presenciales, se lo realizó con clase dispuestas para dicho objetivo y con un plan de estudios innovador.
La educación requiere de grandes esfuerzos para adaptarse a las necesidades de la sociedad contemporánea sin perder de vista los requerimientos y dinámicas propias de cada estudiante. En este sentido, la innovación educativa se vuelve una prioridad. Tomando en cuenta la formación de ciudadanos capaces de enfrentar los desafíos individuales y colectivos del siglo XXI han sido varios las iniciativas y reflexiones que han dado lugar a la organización de lo que se denomina “clase flexible” en la que se pretende colocar al estudiante como el centro del aprendizaje en medio de un ambiente de respeto a las necesidades y ritmos de cada uno.
En ese contexto, la orientación pedagógica de la clase flexible rediseña el espacio de clase para promover el pensamiento crítico con base a la libertad de movimiento y el reconocimiento y estimulo de la creatividad. En la clase flexible, la propia voz es distribuida entre todas y todos permitiendo a las y los estudiantes apropiarse de sus aprendizajes y asumir responsabilidades en la marcha general de la clase.
Un elemento central en la clase flexible es la prioridad que adquiere el diálogo entre las y los estudiantes y la profesora para establecer condiciones, ritmos y prioridades para el desarrollo de las actividades pedagógicas. Aprender a tomar la palabra, a decidir no solo repercute en lo que se aprende, sino en la forma en que se lo hace, pero sobre todo permite a niños y niñas dar valor a su opinión en medio de su grupo, lo que prepara también para el ejercicio de su participación social en la que su criterio debe fundamentarse en valores de respeto y reconocimiento de los demás.
Este enfoque pedagógico ha sido ya utilizado para varias escuelas francesas del mundo. Algo peculiar de la clase flexible es que la facilidad de desplazamiento dentro del entorno educativo fomenta en las y los estudiantes a realizar sus clases de forma cómoda. En esa perspectiva, el mobiliario es diverso y posibilita que el individuo elija permanentemente donde ubicarse para realizar sus actividades educativas, lejos de formatos tradicionales que obligan a las y los niños a permanecer largas jornadas en una sola posición. Además, si un estudiante, en el transcurso de la jornada, desea cambiar de asiento, debe esperar a que otro también lo desee, practicando valores de respeto y empatía.
Para la Escuela Francesa de Cuenca la adopción de este sistema para los niveles de CP, CE1 y CE2 (2º, 3º y 4º EGB) supone un desafío pedagógico, en tanto que ha requerido de un proceso de preparación docente y reorganización de los espacios de clase. No obstante, son desafíos que estimulan y fomentan prácticas docentes innovadoras que se enmarcan en el proceso de mejora continua, teniendo a las y los estudiantes en el centro y preservando la filosofía institucional.